viernes, 2 de abril de 2010

La cuncuna viajera

Marita Cuncuna y Cuncuna Bellita chocaron justo en la esquina por donde pasaba una hoja sobre el río, la que hacía de taxi y las trasladaría cómodamente hasta sus habitaciones del Árbol Dorado, color que le había quedado de un crepúsculo que se quiso quedar para siempre en el follaje.

Como todas las amigas de confianza y larga amistad, iban detallando sus preocupaciones y opiniones sobre la vida y como suele ocurrir una escuchaba y la otra aconsejaba, aunque sea lo que menos se pida en una conversación.

Bellita: Marita, tengo que contarte algo…

Marita: Siii? Es un secreto? Me encantan los secretos.

Bellita: Estoy aburrida de pasear siempre por estos lugares, tengo ansias de conocer eso que llaman “mundo”.

Marita: Mundo? Mmm, se me ocurre que es un lugar un poco sucio y bastante complicado.

Bellita: Nada de eso…donde escuchaste algo así?





Marita: Ah! Ya no me hagas caso, el asunto es que quieres irte lejos y ¿qué crees que puedes ganar viajando, aparte de un gran susto?.

Bellita: ¿Susto? Eres negativa y sedentaria.

Marita: ¿Seden… queeé?

Bellita: Que no te gusta moverte de tu lugar habitual.

Marita: Yo digo por lo que he escuchado del Juglar, en los caminos hay muchas sorpresas y no muy agradables.

Bellita: Es que el Juglar es muy buen músico pero exagera bastante también, como buen poeta, y si una piensa así no se movería nunca para ningún lado. Para no tener problema en los viajes tengo un remedio, iré muy pobre y fea, así no llamaré la atención.

Marita: Lo dudo!!, tú eres bonita y es difícil que no te miren.

Bellita: Me pondré una chasquilla de hojas de tomino y la falda que mi abuelita usó por veinte años. Conoceré lugares distintos, gente diferente, música extraña, comidas desconocidas, olores extranjeros, cielos ajenos, ríos huraños, etc.




Marita: ¡Porfiada! oye (entusiasmada) ¿sabes quién te puede ayudar? El amigo OSO avanza mucho y siempre sale de caza hacia el norte.

Bellita: Síiii, tienes razón, y si me va mal con él, me iré con el lobo, que es muy paseandero y andarín. Total, no le temo, no le gustan las cuncunas, prefiere las lombrices.

Al otro día:

Bellita: ¡Señor Oso! (toca la puerta: toc, toc) Soy Bellita ¿puede atenderme?

Oso: Sííí, pasa adelante, ¿qué ocurre Cuncuna Bella, o mejor dicho, próximamente bella.

Bellita: Señor Oso, ocurre que deseo viajar, ¿Ud. me podría llevar en su lomo en la próxima salida?
Oso: Mmh! ¿qué es lo que quieres pequeña? No estoy para bromas. Mis enemigas las abejas te pueden hacer daño.


Bellita: Mi motivo es conocer, nada más, ¿acaso todo lo que nos mueve no es por eso..? bueno, no hablo de los golosos.
Los inventores, porqué inventan: por curiosos, los artistas ¿porqué crean sus obras? de curiosos; y a mí… me llaman los caminos, como le explicara, es como una urgencia, tengo que hacerlo y no puedo darle más detalles porque no quiero enredarme, además algo tiene que existir en este mundo que a una le guste más que otras cosas, ¿o no?

Oso: De acuerdo, de acuerdo, no te ahogues con tantas explicaciones, también he sido joven. Te llevo, mañana cuando cante el zorzal, partimos.



Al día siguiente:

Como el día estaba lindo y despejado, el oso daba zancadas que pasaron a dejar atrás unos veinte mil bosques y colinas.

Bellita: Siento que se me caen las púas encima de su peludo lomo Osito ¡Serán estos países nuevos que me están entrando por los ojos? ¡Mira! ¡Me ha salido una alita de mil colores!
Seguro que es la fotografía del alba del quinto día y en esta otra el color de los ríos y el mar. Además, siento mi corazón cambiado, ya no quiero arrastrarme, deseo tomar tu lomo de pista de vuelo ¿qué dices tú?

Oso: Oye, qué cosas extrañas me dices, lo que pasa
es que tú estás poniéndote mayor, por eso te sientes rara, un día quieres salir volando, otro día te pesa





todo el cuerpo, como a mí, (dijo el oso, cansadamente y los dos amigos atribuyeron o culparon del cambio, al viaje, o a la influencia de los viajes en las personas).


- Meses después -

Cuando regresó la cuncuna del largo paseo, nadie la reconoció.

Marita: ¡Oh! que transformada estás cuncunita, perdón distinguida elegante y misteriosa mariposa.

Bellita: Soy la misma que conociste, tan solo que mi corazón se fue llenando de lugares, flores y seres que se han quedado tatuados.
Así, puedes observar sin que yo hable demasiado, tardes cercanas a la noche en la China y puestas de sol de la India.

Marita: Ya no serás nunca la misma y todo por curiosa, ¡cuenta, cuenta! ¿qué más te pasó?.

Bellita: ¡Ves! Si no hubiera salido, no tendría nada que contar, tú también eres curiosa, ¿te das cuenta? Nadie escapa.







Marita: Quizás tengas razón, pero dime ¿qué países recorriste?
¿Es verdad que hay un lugar donde el agua cae desde una montaña?

Bellita: Si, sí, pero se dice cas - ca – da

Marita: ¿Cas…cada? cada cuánto?

Bellita: También hay un lugar que nombran ciudad, pero no es muy lindo, los que viven allí se pasan tosiendo por el humo, y lo peor es que a los árboles los están eliminando por la falta de espacio.

Siempre falta espacio para poner las piedras gigantes, edificios les dicen.

Ah, pero lo que me llamó la atención más que nada, fueron unas flores tan lindas, maravillosas, pero al ir a conocerlas y tratar de olerlas, no tenían olor y tampoco sensibilidad al tocarlas, nada les hacía cosquillas, como las flores que conoces tú o yo.

Marita: Qué cosa tan rara, flores sin olor e inertes, seguro que no necesitan agua y tampoco hablan.
Ahora háblame del corazón, ¿conociste un Cuncuno Bello por ahí, no me digas que no te fijas en esas cosas ¿ah….?



Bellita: ¡Sí!, ¿cómo adivinaste?, conocí a uno que hizo nacer el sol en mi corazón y las luces de ambos iluminaban todo el espacio que ocupábamos. Vendrá después que realice sus viajes al Artico, tiene que ir a buscar el fósil de un antepasado nuestro.

Marita: ¡Uuhh! tienes para rato, un arqueólogo se lo pasa ocupado.

Bellita: Confío que no me olvidará.

Marita: Cambiando de tema Cuéntame ¿había muchas tipos de hojas de las que nos gustan a nosotras?

Bellita: Sí, unas cien mil especies, no te puedes imaginar. Traigo unos CD para que las veas.

Una serpiente que desde ya mucho antes escuchaba la conversación.
Monti: ¡ s s s s ! no se puede evitar oírlas y yo necesito un CD (le arrebata el disco)

Bellita: ¡Monti! devuélvemelo, es un regalo para Marita, no seas así, no te pertenece.

Monti: ¡Como que no!; ¡ahora es mío! (se pone a correr y se esconde)

Bellita: ¡No es tuyo!, (le grita) devuélvemelo a la una, a las dos, te voy a hacer pasar un mal rato, a las tres.

Monti: Ven a buscarlo!!! jajaja!! Te crees tan lista?

Bellita: Bueno, le diré al Sr. Oso que te ponga la pata encima.

Monti: ¡El Oso!! no el Oso No! (tira el disco) y huye despavorido.

Bellita: En todas partes se cuecen habas, en la ciudad vi varios Monti, muchísimos. Hay lugares llenos de monti y viven todos juntos.

Marita: Ya, déjalo, por suerte ya se ha ido, sigamos copuchando, ¿que más te dijo el Cuncuno Arquéologo?

Bellita: Vamos al bosque, hay más privacidad. El Cuncuno, no es ningún artista de teleserie, pero tiene ¡unas antenas! y cuando se ríe le cambia el color, pocas veces se enoja y es tan galante, imagínate que está horas y horas escuchándome y si paseamos él me protege ¡de una manera!

Marita: Tengo que darte una noticia Bellita ¡te enamoraste !

Bellita: ¡ No, no!, que sacaría si estamos tan lejos, por lo visto tendré que empezar mi colección de recuerdos porque mi colección de flores ya está casi lista.

Marita: No crees que estás muy joven para vivir de recuerdos.




Bellita: No tanto, además hay que ser realista. De Penélope no tengo paciencia para esperar sin término y de Julietta, sabes la historia verdad? no pienso morir aún.
Marita: Entonces esta noche salgamos de carrete, hay una Rockola en el Árbol Roble Claro.

Bellita: De acuerdo, pásame a buscar cuando la luna esté arreglándose las uñas para salir al patio. Adiós.



Llegan a la fiesta, hay música alegre y a poco de llegar las dos amigas, Marita es invitada a bailar. Bellita se sienta en un rincón y se le viene a la mente el Cuncuno que conoció y que nunca volverá a ver, según las cuentas que saca de las probabilidades que tiene, que la haya olvidado completamente o bien que pueda ser devorado por un hombre de las nieves o caerse a un hoyo por accidente o lo que sería peor ponerse de novio con una esquimal, etc.


MÁS TARDE, un tanto aburrida de rechazar bailes, levanta la vista y……………………………………………….
cree estar soñando, se refriega los ojos y lo mismo, es el Cuncuno Arqueólogo quien ha llegado. Se electrizan al verse y se emocionan, entonces él la toma de la mano y la saca a bailar, no se separan ya hasta que él le dice que no puede irse de viaje de nuevo sin ella.




FIN

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